El partido del sábado en el Sardinero, amén de de mostrarnos que nuestro equipo no pasa por el mejor momento, nos puso de manifiesto que la suerte tampoco nos acompaña en estos momentos de la temporada liguera. Sólo así se explica la falta de acierto en las ocasiones de gol y lo que es más importante, en el último pase que provoque las debidas ocasiones de marcar.
Debe ser por la falta de confianza, pero desde luego el equipo puso el sábado todo el interés del mundo por agradar y por ganar el partido. Otra cosa es el resultado, fruto de la precipitación. El empate llegó demasiado tarde y las prisas llegaron hasta para nuestro guardameta, que cometió un error infantil que nos costó el partido. Si el empate hubiera llegado antes, quizás el equipo hubiera buscado el tercero con más cabeza y no tan alocadamente. Y si el penalty de Negredo hubiera entrado el partido también hubiera sido otro.
Palop no estuvo bien en esa acción postrera, pero no nos cebemos con él. En el resto del partido estuvo bien y particularmente aprecié clara falta en el primer gol santanderino, ya que al guardameta no se le puede tocar en el área pequeña.
Del resto del equipo, me gustaron las maneras y el golpeo a balón parado de Rakitic y también me gustó Medel en la destrucción, debiendo mejorar en la construcción. El resto, con mucha voluntad pero con el orgullo por los suelos y agarrotados por las cosas que no salen. Otros partidos lo hemos jugado peor y los hemos sacado.
Mirar atrás ya no sirve de nada con lo que se avecina. En Liga debemos seguir sumando para asegurar la UEFA, que es a lo que ahora mismo podemos aspirar. Y en esta semana nos llega el líder de la liga portuguesa. Muy difícil el Oporto, pero nuestro equipo en estas situaciones saca el orgullo y quién sabe si nos tiene preparado una noche mágica en Nervión.
Para ello debemos estar todos allí, en nuestra bombonera, animando a los nuestros. Olvidemos la irregular temporada que estamos haciendo y llevemos al equipo en volandas a los octavos de final de la Uefa Europa League.
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