Con casi toda seguridad, el Sevilla Fútbol Club no podrá seguir caminando en la Uefa Europa League esta temporada. El próximo miércoles a las seis de la tarde tendremos que realizar una especie de milagro para eliminar al Oporto.
Y miren ustedes que el partido de ayer el Sevilla no mereció perderlo de ninguna de las maneras. Pero fue de esos partidos en que todo se te pone en contra, y el rival en las dos ocasiones en que llegó no perdonó.
Magnífica la intensidad del Sevilla sobre todo en la segunda parte, con un renacido Perotti y todo el equipo a buen nivel, pero el fútbol son resultados y ahora mismo estamos más fuera que dentro en la competición europea.
La primera parte, salvo los primeros quince minutos, fue también del Sevilla. Gol anulado a Luis Fabiano y la sensación de jugar un partido de tú a tú con un equipo contrario al que nos habían pintado de fiera pero que al final demostró que no lo es tanto, aun a pesar de ser un muy buen equipo.
La segunda parte comenzó con otra acción que nos descentró en exceso. Navarro comete una falta algo absurda a unos metros del área y los portugueses, sin pedir barrera, la sacan rápido, pero pierden el balón y el ínclito trencilla escocés ordena repetir la falta incomprensiblemente. En la repetición, gol del Oporto con la sensación de fuera de juego que no se pita.
El Sevilla se rehace y cre ocasiones, pero el gol no llega hasta que Kanouté cabecea una falta magistralmente sacada por Rakitic. Empate y a soñar. Luis Fabiano a bocajarro y Kanouté pueden poner al Sevilla en ventaja ante un Oporto acongojado y perdiendo tiempo bucando el empate final.
Pero el buen fútbol no se traduce en goles y un fallo de Medel al final del partido nos hace increíblemente perder el partido, poniendo la eliminatoria prácticamente imposible ya que en casa el Oporto es complicadísimo.
En definitiva, ni jugando bien ganamos. ¿Habrá gafe?. El domingo, a levantarse ante el Hércules. Vamos Sevilla.
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